Aquela tormenta que devastou meus caminhos
Alva pele, que transformo em rubra
sorver o suor…
Cravar as mãos neste solo…
Por qué precipitaste tu fuego doloroso,
de pronto, entre las hojas frías de mi camino?
Lo cierto es que tembló la noche pavorosa,
el alba llenó todas las copas con su vino
y el sol estableció su presencia celeste,
mientras que el cruel amor me cercaba sin tregua
hasta que lacerándome con espadas y espinas
abrió en mi corazón un camino quemante.
PABLO NERUDA (Cem sonetos de amor)